miércoles, 11 de junio de 2014

El amor existe... cada quién lo vive a su modo.

Con la primavera y tanto festivo junto, se viene la época de los matrimonios. Y en mi vida no podía ser la excepción, si tenemos en cuenta que soy la amiga eternamente soltera y "de pronto allá pueda conocer algún soltero bien chévere".

Porque obvio, las bodas siempre tienen "solteros chéveres", de esos que en las redes se describen como: "soy un tipo chévere, descomplicado, busco niñas lindas para pasar un rato chévere igual que yo." (¿En serio? Ewwww). También hay tipos realmente agradables, algunos van con la novia, o tienen un anillo en el dedo anular izquierdo y dice claramente NO MIRAR, o los que simplemente son agradables contigo y terminan teniendo charlas igualmente agradables y hablando de gustos musicales... al final de la noche te enteras que va a ser papá.

Y no es que yo tenga prejuicios contra los papás solteros, solo que ese tipo de emociones no fueron hechas para mí, ellos se merecen una segunda oportunidad pero yo no soy ese comodín salvador.

Luego de mojitos, tacones y macarena uno vuelve a casa agotada, feliz de ver que el amor realmente existe y con la alegría de ver que ese par de amigos lo encontraron, pero también entendiendo que tal vez no es cuestión de ir a bodas donde los demás esperen que uno encuentre un soltero bonito, sino que todo tiene un tiempo perfecto para cada ciclo y que se acabará cuando convenga o de pronto siga hasta el final y es cuestión de aceptar que tal vez uno no conoce a alguien más simplemente porque ya encontró con quien quiere estar.

¿En realidad queremos saber quiénes somos?

Unas semanas antes...

"A veces me pregunto si me he vuelto más superficial. Si la falta de tiempo es una buena excusa para leer y escribir menos, pero para visitar redes sociales siempre saco espacio. Hasta qué punto se me está dificultando ver a fondo lo que quiero de quien quiero como para sentir en este punto que no estoy segura de querer apoyar o más bien aguantar lo que siempre había aguantado. ¿Será que se me está acabando la paciencia? ¿El amor? ¿Será el simple cansancio de este ciclo sin fin en que todo es trabajo y aunque saque tiempo para mí, la cabeza siempre tendrá preocupaciones de este mundo capitalizado?

Esta temporada está llena de cambios realmente locos, extraños, como salidos de la mente de un libretista loco que mueve una a una sus figuritas para ponerlas en las situaciones más incómodas y chocantes que pueden manejar. Nadie está siendo predecible y cada quien está intentando sobrevivir a su propia batalla en la cual el rival es nadie más y nadie menos que sí mismo. Pero en esta misión de alcanzar cualquier simulacro de paz interna, siento que nos estamos llevando por delante a aquellas personas que son capaces de aguantarnos en las buenas y en las malas, a veces arrasamos con lo que somos nosotros mismos y por no desentonar, por no dejar ir, por aferrarnos a lo que creíamos que era lo que queríamos.

No es fácil tratar de agradar a las personas y ver que poco a poco la máscara va saliéndose de control a un punto en que no sabes quién eres tú y quién lo que estás fingiendo. Pero peor aún, compadezco a aquellos que creen que la máscara son ellos mismos y han vivido tras ella toda su vida y son capaces de formar una vida sobre esa farsa, porque la esencia aprovecha las grietas, el punto débil y cuando se encuentra con la realidad, ese sí que debe ser un golpe duro."
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