miércoles, 12 de enero de 2011

Bogotá je t'aime...

Me encuentro descansando... demasiado tiempo con el cerebro desocupado y hasta me he preguntado por qué me es tan difícil asimilar que "mordisco" es con s y no con z, pero creo que es algo que nunca voy a memorizar (a pesar de mi buena ortografía).
Me alegra mucho poder estar en tierra caliente y no tener que perturbarme porque los mosquitos me acechen, durante las vacaciones puedo recibir al rededor de 20 quejas diarias de personas que viven martirizadas por dormir con el enemigo, mientras yo no dependo de los repelentes y rara vez dependo del bloqueador solar, es más, suelo necesitarlo en Bogotá pero no en el resto del planeta.
Es evidente que lo único que no puedo dejar de lado son mis medios tecnológicos, pero es que si el mundo de la comunicación (Comcel para ser más específica) me brinda la facilidad de tener internet no la voy a rechazar, menos cuando cuento con un lugar de descanso con la mayor comodidad posible, que incluye tv paga, baño y cocina integrales, y un buen lugar para parquear el carro... sí soy cómoda y llorona, extraño a Bogotá cuando salgo pero igual, digamos que en estos días mi ciudad natal no me ofrecía gran entretenimiento o más explicitamente, de compañía para dicho entretenimiento.
Me agrada también tener disponibilidad de Twitter, aunque en este preciso instante el explorador no se digna a mostrar la página pero el BB me permite estar al día y reirme aunque sé que medio pueblo me mira como bicho raro por reirme en frente del aparato (no son tan atrasados para no saber que por eso se habla sin pegarselo a la oreja, es más pensarán que mucha boba la que se rie sin tener videoconferencia) pero tal vez por ahí tienen razón y cuando de mi BB se trata, soy muy "geek".
Está empezando a llover y me agrada que suceda en la noche porque me aleja del insomnio que es la constante en Bogotá, pero aún así sé que no podría vivir lejos de una ciudad cómoda, con ruido, incluso con "Samu", así muchos digan que no la soportan, que es insufrible, entre más salgo me doy cuenta que para mí no hay mejor vividero que mi amada capital.

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