miércoles, 17 de octubre de 2012

♪Pío, pío, pío, cuando tienen hambre, cuando tienen frío...♪

Los últimos eventos transcurridos desde que decidí desenfocarme de aquel ente fogoso que me trasnocha han sido bastante particulares en cuanto a que he logrado mantenerme bastante distraída hasta el punto de reclamación del tipo de "ud se olvidó de mí, ¿no?". Obviamente no iba a responder que si y menos si mi excusa incluía un estereotipo ausente en mi dieta vegetariana: el pollo.
El problema del pollo es que cansa, a diferencia de la carne, pero cuando uno va por la calle y pasa por una polleria de esas broasted quién se aguanta esa sensación crocante al morderlo, esas ganas de comérselo con toda... bueno en realidad mi problema es ese, las ganas de comérselo, que no están.
El pollo de mi cazuela ha sido bastante caballeroso, y ni decir del trato que me da, soy toda una princesa y hasta se ha dado el lujo de hacerse extrañar, con sus llamadas, mensajes, halagos y detalles, no voy a negar que a veces soy yo la que cae en el juego de querer llamar la atención y soy la primera en escribirle con cualquier excusa de índole ambiental.
Pero el sentimiento de culpa llega cuando sabiendo que sé lo que él no es capaz de decirme, sigo sin bajarlo de la nube, aunque quedaría muy ridículo de mi parte hacerle algún reclamo o frenarlo en seco si me va a decir aunque sea por orgullo "¿está loca?" o "¿está envideada?". No tengo una evidencia tangible de que el man guste de mí, o sea es evidente y obvio pero sin decirme nada no puedo frenarlo y aunque mi comportamiento le ha dejado ver que en este momento NADIE es de mi gusto, creo que él guarda la esperanza de que yo pueda tomarlo en serio.
En este momento está decidido a que vaya a almorzar con él, hasta me buscó un restaurante vegetariano, pero si el tipo se decide a darme la estocada final ¿cómo le voy a decir que no? ¿será mejor reusarme a la invitación y mejor sigo disvariando con el cuento de que Mr T me encanta y no puedo estar con nadie más, sólo para que desista de seguir detrás mío? ¿y si en realidad no quiero que no esté más detrás mío? ¿y si en el fondo la Sprite que todas llevamos dentro me gana y hace que lo siga usando para beneficio de mi ego y me convierto en lo que tanto odio? 
Pío, pío, pío...

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Powered By Blogger